martes, 19 de febrero de 2013

'AMOUR' EN CONSERVA

"Hay un viejo chiste, dos mujeres de edad en un hotel de alta montaña comenta una a la otra, "¡Vaya, aquí la comida es realmente terrible!", y contesta la otra: "¡Y además las raciones son tan pequeñas!". Pues básicamente así es como me parece la vida, llena de soledad, histeria, sufrimiento, tristeza y sin embargo se acaba demasiado deprisa." (Annie Hall, 1977)

Michael Haneke, Michael Haneke, Michael Haneke... pfff, menos mal que no ha aparecido. Como perturba Haneke, da miedo hasta decir su nombre ¿Pero quién es Michael Haneke? ¿Porqué se cuela en nuestras vidas y monopoliza situaciones que podrían ser de cualquiera, haciendo que ser cualquiera sea una tortura cruel e irresoluble, llena de soledad y tristeza? Yo creo que es porque se tomo demasiado en serio el chiste de Alvy Singer, y desde que vió Annie Hall, su vida se convirtió en una lucha continua contra el simpático estoicismo que propuso Woody, como fórmula para asimilar la incapacidad del hombre por aceptar todas las crudezas que nos regala la vida por ser-vida... Perdonar las frases largas, pero con este hombre no hay manera.

A Haneke no le van las respuestas 'graciosillas' que puedan servir para afrontar esta terrible situación que supone estar 'arrojados al mundo'. A él, lo que le va, es plantear preguntas sin respuestas concretas, pero con muchas opciones malas a elegir ante las que debemos responsabilizarnos. Algo capaz de amargarle el día a Schopenhauer.

Schopenhauer, para quien no lo sepa, vivía hecho polvo por suponer que la vida de los hombres se alimentaba de una curiosidad que jamás iban a ser capaces de satisfacer. De ahí surgía una amargura terrible, madre de una naturaleza huidiza hacia un destino incierto que nos tocaba a todos ... Lo que se dice un planazo. Haneke piensa parecido, él sitúa esta verdad en hechos mundanos, y parece querer decirnos:¿No teníais curiosidad? Pues écharle huevos y mirar al frente, a ver hasta donde llegáis.

¿Es un gran director? Sí ¿Nos hace falta? Según el día. Digamos que siempre veo las películas un par de veces antes de ponerme a escribir. Con 'Amour' me ha quedado claro que a pesar de sus méritos, mi insignificante vida no merece pasar otra vez por esas dos horas de visionado.

Procedo: La película empieza tajante, por el final,y ya, el director se dirige a nosotros como un profesor temible que se impone desde el primer día de clase: “Aquí no va a haber trucos ni grandes giros, la historia que vienes a ver acaba así, no esperes un mensaje positivo que te haga recordar que pase lo que pase la vida merece la pena, para eso te vas a ver películas Disney como 'Mar Adentro' o 'Intocable', esta es mi visión de las cosas en modo minucioso, y soy de Viena, así que te jodes que ya estás sentado”.

Una vez acongojados, los espectadores de la sala parecen verse en el espejo de una sala abarrotada, y es entonces cuando recordamos a la madre de 'La pianista' diciendo: 'Nunca sabes quien puede llegar a estar en el público: Podrías ser tú'. Da igual en que butaca estes, todos somos extraños para el resto, cualquiera podría ser protagonista de la historia que nos aguarda... ¿O no Michael?

Después, con todos ustedes, el presente de los protagonistas. Con ecos de la reciente 'Nader y Simin, una separación' en su versión más 'geriátrica', el director nos encierra en un espacio hermético y cada vez más diminuto, del que ya no nos moveremos. El mundo sobra. Da igual que seas Isabelle Huppert y que hagas de hija sabionda, tu opinión no cuenta, y si lo que ves te da miedo, ya estás sentado ¿te repito la borderia de antes?

Y es que esta película es precisamente eso, una pesadilla de una sola dirección en la que todo está expuesto a la peor de las amenazas, y el amor de los protagonistas es el único escudo a mano. Como dice George (Jean Luis Trigtinant), hay que recordar que la vida es hermosa, pero también es muy larga (aunque se acabe demasiado deprisa). No se trata de posicionarnos respecto a lo que vemos, sino de aceptar lo que tenga que venir, y actuar en consecuencia. Y no pongais esa cara, son ancianos y su vida se acaba, pero están juntos y se quieren, sus opciones les han llevado a un universo en el que vivirían por siempre, aparentemente no tienen de que arrepentirse, pero lo inevitable… ay amigos, eso ya es otro tema. Para ahondar en eso mejor vaís a ver la película.

La cámara fija y los tiempos entre la consecución de escenas ayudan a desarrollar la importancia del espacio y... mira mama ¡Soy pedante!... Lo que quiero decir, y ya lo digo del tirón, es que en esta película, como en las primeras cintas del director, el tiempo que se tarda en llenar un vaso de agua o buscar un libro se convierten en un auténtico calvario. Su técnica del espacio en off, aquí muy perfeccionada, marca la pauta de la angustia... Y ya para rematar la pereza que os está dando acabar este parrafo, diré respecto al montaje, que aquí las secuencias se cortan en el mejor momento, cuando parece que vamos a poder respirar.

Emanuelle Riva y Jean Luis Trigtinant sencillamente no existen, son George y Anne en el final de sus vidas. Haneke nos lleva de un lado a otro de la pesadilla con su dirección más sobria hasta la fecha, estableciendo una narración atípica, y dándonos cogotazos cuando menos lo esperamos, y al final, como siempre: nos deja deberes... Ay Michael, no se como veríamos el mundo sin ti.

Lo que hay que reconocer, es que sin Haneke, el cine perdería otra oportunidad como vehículo artístico para expresar emociones, que en otras disciplinas sí vemos más a menudo. Cinéfilos y gente aburrida del mundo, aquí no se trata de evadirnos, sino de observar de cerca una realidad que tanto dentro como fuera de la pantalla, nos toca comernos con patatas. De ahí esos finales asperos e inconclusos que nos devuelven a la calle como pigmeos perdidos en un postoperatorio. La atonización de este autor nunca se digiere del todo y sin embargo nunca caduca. Total: Haneke si hace falta.

Final 2: Y por si este post fuese capaz de llegar a las más altas esferas de la crítica cinematografica dire lo siguiente: Haneke en Amour, ha conseguido alcanzar la distopia de la ataraxia como estatus quo de lo forzoso… Y yo estoy disponible.
Este chaval lo peta

miércoles, 6 de febrero de 2013

Quentin desencadenado

Un señor en la Panadería:

- ¿Me da una barra por favor?

- ¿Claro? ¿Cuál quiere? ¿La campera?¿La rural?¿La espiga?¿La Baguette?

- ¿Cúal es la puta diferencia? Sólo conozco la Baguette y si algo tengo jodidamente claro, es que no quiero esa mierda gabacha.

- Le recomiendo la puta hogaza, es buena de cojones, viene empapadita de harina, y es tan ancha que le cabe un jodido membrillo lo pongas como lo pongas

- ¿Cubierta de harina?

 - Sí señor, le bañan en esa mierda... cómo si nevara en el puto horno.

En los noventa, Tarantino nos hizo creer en un mundo en el que sus diálogos serían posibles si todos fuésemos un poco más 'cabronazos'. Con el paso del tiempo, los subproductos que salian a su paso acabaron desistiendo, y todos nos percatamos de que sus diálogos, mejores o peores, son inimitables. Pero siguen siendo cercanos, y por eso nos encantan. Están en la vida de todos, por épico que sea lo que rodea a los personajes, el diálogo siempre esta presente como desencadenante de todo lo que este a punto de suceder. Ya sea un asesino, un nazi o un miembro del Ku Klux Clan, cualquiera de nosotros podríamos participar de las conversaciones que esta gentuza mantiene durante una película de Quentin. Comprendemos sus motivaciones en esa secuencia, no su razón de ser, pero sí su momento concreto. Y es en esta capacidad de acercar a todo el mundo la cotidianeidad de lo lejano aprovechando para canalizar la siguiente recta de la trama como consecuencia de un diálogo, donde reside el auténtico poder atonizante de este autor.

Pero he aquí en el año 2013, que el que en un principio pretendia sorprendernos con sus pericias guionísticas a golpe de entrecruzar la historia por mil vericuetos que rompían el espacio-tiempo de sus historias, ha optado en lo que suponemos su madurez creativa, por crear un molde argumental para todas sus películas (al menos las cinco últimas), en donde la épica de los acontecimientos se suceden hasta finales clamorosos que nos hacen levantarnos de la butaca pillar un vuelo a Knoxville y gritarle a la cara al genio del lugar:

¡I believe in you Quentin! Otro gran villano ha sido víctima de su propio destino gracias a una clamorosa venganza que jamás hubiera imaginado para si mismo ¡Yeah! ¡Que bien me lo he pasado otra vez! Cada vez sacas menos pies, cada vez hay menos Honey Bunnys empezando y cerrando una película en la que su historia supone la parte intermedia, ya no quedan Vernitas Green por derrotar antes de pasar al segundo volumen de un film que ni siquiera hemos visto aún. Pero da igual Quent, tu cine ya hace soñar a gente como tu soñabas con Sonny Chibba, hay muchos Clarence Worleys en el mundo deseosos de encontrarse a solas contigo en una sala suburbial... pero lo mismo te estás acomodando. Recuerda que ganaste una Palma de Oro en Cannes, no una mierda de Oscar ¡Una jodida Palma de Oro! Peckimpah, Leone, De Palma, Corbucci, Fuller, Hill y muchos otros ya te respetarían lo suficiente, pero tienes que seguir trabajando. 'Pulp Fiction' es única, y siempre lo será, pero hay que seguir despertando la curiosidad de los Hanekeros y Von Trieros del mundo antes de que te etiqueten como 'aquel director gamberro que al final resultó hacer siempre lo mismo', cualquier listillo gafapastero podría atreverse a decir 'lo sabía, este tío era una farsa'. Que te conste que ya lo están deseando hacer. Pero no lo pases demasiado mal aún, sigues siendo inimitable aunque vivas de imitar. Eso sí, debes ser consciente de que hay unas salas llamadas cines en las que te acabará por no ver nadie si acabas imitándote a ti mismo.

Y ahora que hemos terminado de 'chuparnos las pollas',vamos a lo que interesa , 'Our feature presentation', es decir, 'Django Unchained': Aquí, Quentin ha huído de los elementos atonizantes de su cine que todos suponiamos le habían impulsado a acabar haciendo esta película, pero no sólo de homenajes vive el hombre, y aunque la cinta carezca de esa expresión febril de los Spaguetti Western de Leone que si consiguió vislumbrar en 'Kill Bill' o 'Malditos Bastardos', y tampoco goze de la emotiva violencia de joyas como 'Grupo Salvaje', si se nota que Tarantino ha puesto mucho de su parte, y la película no decepciona. Hay que admitir, que por mucho que admire a Corbucci, el de Knoxville no se atreve a tratar tan mal a sus heroes como lo hacía este, y por compararlo con otros tipos de western, se puede decir que todo lo 'Crepuscular'que llegan a ser las panorámicas del film se acercan mucho más a 'Las aventuras de Jeremias Johnson' que a cualquier otro 'Fordismo', claro que ¿a quien le preocupa todo eso cuando 165 minutos de película se te pasan volando? Esta peli es un 'Spaghetti Southern' hecha por un americano, no un jodido 'Western', así que no hay porque compararlos, y visto así, encontramos una serie de elementos en forma de créditos rojos y zooms almerienses, que aderezados con la reinterpretación de los temas que Bakalov hizo para Corbucci en el Django del 66, reconvertidos a secuencias igualmente poderosas que las de la cinta original, pero muy diferentes en su planteamiento, sirven de homenaje más que suficiente para el freak de turno que vaya al cine sólo buscando eso... que no es que tenga nada en contra, sólo es un comentario. Particularmente: Yo AMO a esa gente.

A lo que voy es que esta película goza de muchas cosas válidas por si mismas que no hay que dejar pasar, y aquí hablo de esos montajes que te hacen sentir el cine como ese placer culpable que forra tu butaca con piel de gallina, hablo de un Cristoph Waltz que repite el papel de 'Malditos Bastardos' pero sigue resultando entrañablemente didáctico dentro de su extraña psicopatía, hablo de las dos primeras secuencias y su capacidad para revelar la identidad única del director, de la poesía de Ébano que supone Broomhilda, de un encuentro entre Franco 'Django' Nero y Jamie 'Django' Foxx que recuerda a Vincent y Butch,de canciones que estás deseando volver a escuchar cuando llegues a casa, de un Samuel L. Jackson magistral en su incomprensible personaje, de Dicaprio mostrando parte de su gran repertorio interpretativo, y de alguna que otra cosa que se ve ensombrecida por un final ligeramente precipitado, pero que en cierto modo nos da lo que todos esperabamos: Mucha sangre.
Cartelaco de la época

viernes, 1 de febrero de 2013

Morgan vuelve


¿Pero qué paso con la Bomba Atónita? ¿Vuelve? ¿En que consistía exactamente? ¿Seguro que era sobre cine?¿Tenía interés? ¿Qué fué de Harvey Dent?

¿Os da igual todo esto? A mí también. No estoy aquí para psicoanalizarme, ni siquiera estoy aquí, esto son sólo letras que quieren romper los moldes de lo previsto, lo previsto por mí claro está, hay que empezar poco a poco.

No tengais prisa, piquemos este agrio monólogo con parrafos cortos, reencontrémonos como si fuésemos exnovios que aun se quieren y llevan mucho tiempo sin verse, hablemos de temas que inquietan sin saberlo, como por ejemplo... 1,2,3: ¡Morgan Freeman!

¿Pues nunca se ha encontrado uno con una galleta en la boca y una película de Morgan Freeman en la tele de la cocina? No disimuléis. Fiabilidad, temple, sabiduría pura desde el principio de los tiempos, que más se puede pedir ¿audiencia? La tiene. Si hablamos de Morgan, no existe temor a la banalidad. El sólo hecho de verle nos dignifica, nos convierte en 'espectadioses', nuestra frente se ilumina, el sofá brilla, las abuelas bailan...

Estamos ante un tema muy serio, algo que DEBE interesarnos, hay que pensar más en Morgan Freeman, hay que salir a la calle a hablar de Morgan Freeman, igual que el oxígeno, los vinilos o los bocatas de caballa, este es un tema sobre el que hay que pararse a meditar de vez en cuando.

Si hiciésemos un ranking de actores con el don de interrumpir un intenso zapping, Freeman es oro puro, Denzel le sigue de cerca, siempre y cuando Morgan no haga de poli con sombrero y gabardina, porque entonces señores, aquí se acaba el partido, vale que Bruce Willis, James Stewart y Tom Hanks podrían formar una triada blanca letal de los sofases, capaz de hacer temblar las pepitas inexplicables del rostro de Mr.Freeman a la hora de ver con cual se para antes el zapping. Pero de ellos hablaremos otro día.

No obstante, y lo digo sin ningún tipo de acritud, algo pasa con Morgan. Este hombre siempre ha estado de vuelta de todo, nunca habla de más, sólo dice la mitad de lo que tienes que saber, nunca pierde su sitio, dicen que Dios llegó a hacer de él en una película, el mejor papel de Dios me atrevería a decir. Dado que este es un blog de cine, supongo que lo que querréis saber es la cuestión relativa a si este señor es un buen actor. Pues bien, si eres de esos que aprecia una labor interpretativa por su capacidad para recordarte a un trabajo anterior de dicho sujeto, los dos gestos que siempre hace Morgan Freeman te parecerán puro cine, porque otra cosa no, pero este hombre nunca pierde la oportunidad de hacer dos cosas que con el tiempo se han convertido en el pilar fundamental de sus películas: La primera consiste en reírse mucho para demostrar que es muy buena persona y que disfruta mucho de la larga vida plena de sabiduría que ha vivido, y la segunda es quedarse sentado, bien para pensar mucho en alguna cuestión de gran importancia que implica pensarla muy seriamente , o bien para dar un consejazo a algún pobre incrédulo que se encuentre en alguna encrucijada vital que no acabe de entender. Si ese tipejo fuese yo, seguramente me diría:

'Déjate de tonterías chaval, a ti lo que te gusta es el cine, no la farándula, vale que no sabías como empezar, pero yo creo que ya vale de meterse con un pobre viejo, hay siete pecados capitales: la gula, la avaricia, pereza, ira, soberbia, lujuria y la envidia. Siete. Prepárate para cinco crímenes más' ¿Cómo dices Morgan? 'Perdona muchacho, no era eso lo que quería decir, me refiero a que hay siete pecados' ¡Joder Morgan que se te pira otra vez! 'Pues eso, que me dejes tranquilo chaval, que he hecho Seven, Cadena Perpetua, he paseado a Miss Daisy,Batman me pide consejo, Nelson Mandela se parece a mí, no he sido joven en mi vida, comparto doblador con Gandalf y tú no has escrito una mierda que merezca la pena en los últimos cinco meses, así que déjame vivir y escribe algo de verdad, ¡gánate la audiencia coño!'

Así lo haré Morgan, así lo haré...

"¡Tss!...No te pases ni un pelo chaval"